El solo anuncio de modificar algunos aspectos de los impuestos sirve para comenzar un debate sobre la Reforma Fiscal. El sistema fiscal en España, con las matizaciones de los regímenes forales, está basado en tres grandes impuestos el IRPF, el IVA y el Impuesto de Sociedades, a los que luego se añaden las tasas e impuestos especiales. Las calificaciones a los impuestos se hacen desde posiciones ideológicas o políticas que han permanecido inamovibles desde hace mas de 30 años que lleva implantada esta fiscalidad, unida a la llegada de la democracia. ¿Es un sistema progresivo o regresivo?, ¿ Los impuestos directos deben primar sobre los indirectos?, ¿las rentas del trabajo o las rentas de capital?, etc..., ante las dudas se responde con los cliches previstos y algunos políticos ni responden para no comprometerse. El fondo del asunto esta en la vieja visión de que el sistema fiscal sirve como instrumento para la redistribución de la riqueza tanto social como territorial, tesis que es defendida por posiciones de izquierda y la realidad actual venida por las circunstancias de crisis donde el sistema fiscal se utiliza en un instrumento de promoción económica y a veces ventaja competitiva de los territorios, regiones o ciudades.
Encontrar un termino medio en esas dos visiones de la utilidad del sistema fiscal puede ser el futuro pero para ello debemos dejar en el armario nuestros viejos tabus y prejuicios sobre los impuestos.
Encontrar un termino medio en esas dos visiones de la utilidad del sistema fiscal puede ser el futuro pero para ello debemos dejar en el armario nuestros viejos tabus y prejuicios sobre los impuestos.
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