martes, 2 de septiembre de 2008

Comsumidores globales vs. trabajadores locales


Una de las paradojas que se producen actualmente es la dicotomía entre nuestros intereses como consumidores y como trabajadores. Hace un par de años en unas jornadas otoñales sobre la empresa en un Instituto de Formación Profesional de una ciudad industriosa de La Rioja, tuve una experiencia con un grupo de alumnos de FP, sobre la idea de globalización y la forma de comportarse siendo trabajador o siendo consumidor. En dicha jornada planeaba la difícil situación de unas empresas de calzado que estaban cerrando debido a la competencia de los calzados provenientes de China y la India, mucho mas baratos, con buén diseño y una calidad aceptable; ante ello las empresas locales no podían competir lo que había originado el cierre de empresas y las correspondientes perdidas de puestos de trabajo de los padres de bastantes alumnos del Instituto. La idea que mas común entre los jóvenes estudiantes era "que había que cerrar la puerta a la entrada de productos de dichos países porque nos perjudicaba, cerraban empresas y se perdían puestos de trabajo". Ante ese argumento unido a las razones emocionales de familias en desempleo, dificilmente nada se podía explicar con cierta lógica y sentido común. Plantee entonces realizar un pequeño taller que consistió en que cada alumno mirara la etiqueta de la cazadora, el abrigo, la camisa o cualquier prenda textil de otro compañero y nos dijera donde estaba fabricado cada producto; el resultado fue que solo un 15 % eran productos de la Unión Europea, el 40 % eran de Turquía, un 20 % de Países Asiáticos y otro 10 % de Marruecos. La reflexión fue una obviedad ¿Porque habían comprado esos productos?. La respuesta fue que estaban bién y por el precio barato. El mismo problema que teníamos con los zapatos lo trasladamos nosotros en otras ciudades de industrias textiles, al consumir productos no fabricados en España o de la Unión Europea. A partir de ahí reflexionamos sobre el impacto de la globalización y nuestra diferente forma de ver los asuntos según nos afecte a nuestros intereses y a nuestra posición bien como consumidores o bien como trabajadores. Vivir en contradición permanente parecer ser uno de signos de identidad de nuestra época.

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